Respiración artificial – Ricardo Piglia

En una encuesta realizada recientemente entre cincuenta escritores argentinos,  Respiración Artificial fue elegida como una de las diez mejores novelas escritas en aquel país. Se trata no sólo del único libro memorable publicado durante el periodo de la dictadura militar, sino también de una espléndida ficción que se convierte en espejo de la historia. Desde su publicación en 1980, se ha convertido en una novela de culto. La edición en España de algunas obras posteriores del autor permite situar este relato en el devenir de una obra que lo ha confirmado como uno de los más renovadores de la narrativa latinoamericana contemporánea. 

Por su planteamiento formal, por la manera de abordar su temática y por el estilo brillante en el que está escrita puede representar, para aquellos que no la conozcan, un descubrimiento de primer orden.  Dividida en dos partes bien diferenciadas, su estructura es muy compleja. Sirviéndose de un método parecido al de las cajas chinas las historias van enlazándose unas a otras a través de las relaciones familiares no exentas de misterio. El origen habrá que buscarlo en el oro que “el fundador” logró en California y trajo a la Argentina, permitiendo a la familia convertirse en latifundista.

Su temática puede ser la historia, toda la historia, de Argentina, pero contemplada desde el relato personal. De lo mínimo a lo macrohistórico, como bien apunta el texto de contraportada: “(…) cuando Renzi conoce por fin al protagonista, su tío Marcelo Maggi. A finales de los años setenta, Maggi vive en provincias, en una ciudad fronteriza, dedicado a descifrar las cartas y papeles de Enrique Ossorio, el secretario privado de Juan Manuel de Rosas, un personaje que habría podido ser un héroe, y de quien se sospecha que fue un traidor. De Renzi a Maggi, y de éste a Ossorio: casi sin darnos cuenta hemos retrocedido ciento treinta años y se ha borrado la frontera entre literatura e historia, entre realidad y ficción.» 

Los hechos están narrados en un planteamiento no lineal, en el que los saltos entre las historias de los personajes parecen independientes, pero,  en las que existe un punto de contacto y semejanza que las hace, no sólo concomitantes sino representación la una de la otra. 

Una novela llena de personajes fascinantes, como el polaco Tardewski, que puede o no ser representación o icono de Witold Gombrowicz; Arocena, empeñado en hallar la clave que descifre no ya lo que lee, sino todo lo escrito en el mundo; así como también  el propio Maggi, al que nunca conoceremos, salvo a través de su correspondencia, sus escritos y las referencias de terceras personas. Una buena metáfora de la forma cómo llegamos a conocer a   los personajes históricos.

La novela logra entidad propia, porque Piglia es capaz de unificar registros, mantener la intriga y evocar los ecos de la parodia al tiempo que construye extravagantes personajes en épocas diversas y lanza teorías literarias, lingüísticas o históricas desde la lucidez y la inteligencia. Respiración artificial pasa a convertirse en lectura obligada. Sus complejidades son un aliciente más para el buen lector. 

 

Ligia Pérez de Pineda

Rincón de la Literatura


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