Guo Xi, «Inicio de la primavera». Pintura sobre seda, 1072

Julián González Gómez

Primavera reciente (1072), de Guo Xi,Las escuelas chinas de pintura son variadas y muy distintas entre ellas, dependiendo del contexto social y la temporalidad. Podríamos afirmar que su variedad abarca más escuelas y tendencias que la pintura de otras tradiciones orientales, e incluso que la tradición occidental, que es para nuestro contexto cultural la más relevante.

Guo Xi, o Kuo Hsi fue uno de los representantes más importantes de la llamada Pintura Song Septentrional, que recibe su nombre de la dinastía gobernante en China entre los años 960 y 1279. Este período vio el florecimiento de una sofisticada sociedad, la más culta hasta entonces en la China medieval, un estado fuerte y burocrático, con funcionarios altamente calificados y algunas de las invenciones más importantes que se le deben a la cultura china como la pólvora, el uso del papel moneda y la primera brújula entre otros. El período Song se divide en dos etapas: la meridional y la septentrional. Durante la primera etapa, la septentrional o del Norte, la capital Song estuvo en la ciudad de Bianjing, conocida actualmente como Kaifeng y esta dinastía controlaba la mayor parte del interior de China, a lo cual se debe su esplendor. Más tarde, alrededor del año 1127 este imperio sufrió las invasiones de los pueblos del norte y se trasladó entonces al sur de China, fijando su capital en Lin’an, conocida actualmente como Hangzhou.

Las artes prosperaron en el período de la dinastía Song; desde el propio estado se patrocinaba la poesía, la pintura y la caligrafía. La pintura de este período se caracteriza por una nueva representación del paisaje, dejando atrás las antiguas fórmulas de figuración predominantemente simbólica por una visión más naturalista y la inclusión en el paisaje general de pequeños paisajes en miniatura, creando con ello un efecto similar al de los fractales, basados en la repetición a diversas escalas de elementos similares o iguales.

Guo Xi, del que se sabe muy poco de su vida, gozó de un estatus muy alto dentro de los círculos imperiales. Fue el artista más famoso de un nuevo y selecto grupo, el de los artistas letrados, elevados al nivel de los poetas y los literatos y ya no meros artesanos, como eran considerados hasta entonces. Los temas más conspicuos de estos artistas eran las flores y los pájaros; pero el tema principal, considerado de la más alta maestría era el del paisaje.

Fundada por el emperador Huizong, la Academia Imperial de Pintura era el órgano más importante de la difusión de este nuevo arte, que llegó a declararse oficial por decreto. Guo Xi fue profesor de este centro y publicó también el primer tratado de pintura de paisaje en esa época, libro imprescindible en el estudio del arte chino desde entonces. Fue el inventor de una nueva técnica representativa en la que mezclaba varias perspectivas simultáneas, que recibió el nombre de Ángulo Total, en la cual no hay un ángulo de visión, sino varios, creando así un efecto de multiplicidad armónica en la visión del espectador.

Este cuadro, llamado “Inicio de la primavera” representa un paisaje el cual, a pesar de su naturalismo, no es real, sino construido con base en el Ángulo Total, en el cual el artista reprodujo varios planos panorámicos y los unió a base del difuminado en los bordes donde se juntan. Pero esta técnica no solo abarca las porciones del paisaje, sino además diversos detalles y así podemos apreciar, por ejemplo, una roca o un árbol desde varios planos, los cuales están distribuidos en las distintas porciones mayores del paisaje total. El difuminado entre las distintas porciones produce un efecto tal que parece que algunas de ellas están flotando sobre las otras, como si estuviesen suspendidas en el aire.

Este resultado solo se puede obtener si la representación no está sujeta a las reglas de la perspectiva, la cual necesariamente “ataría” las diversas partes que componen la obra al plano desde el que se construye la imagen. En efecto, en el arte del oriente la perspectiva no fue conocida sino hasta el siglo XVI, gracias a diversos grabados que llevaron los europeos en las campañas de comercio, conquista y evangelización de estas culturas. Lo más cercano a la perspectiva que existía en estas tradiciones artísticas eran las representaciones de la arquitectura o construcciones volumétricas desde un ángulo tal que se parecían a las perspectivas isométricas occidentales, sin puntos de fuga.

Esta obra entonces no es una reproducción de una realidad tangible y observable en el mundo real. Es más bien una construcción en la cual el artista tomó uno o más elementos naturales y los transformó por su representación desde diversos puntos en un paisaje ideal, o si se quiere, imaginario. En la tradición china este tipo de paisaje está relacionado con lo que se denomina una “verdad interior”, propia y subjetiva del creador, a quien también podría llamársele en este caso “constructor”.

Existen algunos paralelismos a esta visión representativa en el arte occidental, específicamente en la tradición moderna, donde algunos artistas reprodujeron paisajes, personas y objetos desde varios ángulos simultáneos. En seguida salta a la vista el cubismo, que pretendía romper con la representación en perspectiva, pero las construcciones cubistas son eminentemente racionales y marcadamente angulares. Más cercana a esta visión subjetiva era la obra de Paul Klee, quien realizó diversos paisajes y bodegones mediante una desfiguración de las formas, reconstruyéndolas de manera evocadora de un sentimiento o de una sensación. Este aspecto de la pintura de Klee es el más poético y subjetivo de la misma y en este sentido se acerca a las construcciones de los artistas chinos de la dinastía Song.


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