Chuck Close, «Brad Pitt». Acrílico sobre tela, 2010

Julián González Gómez

 

chuck-close-brad-pittEsta imagen del conocido actor de cine no es una fotografía, es una pintura llevada a cabo con infinito y obsesivo detalle, en la que se registra hasta el último poro de la piel y el último cabello. Muchos se asombran ante esta exhibición de una realidad que supera toda observación y hasta el registro fotográfico se queda corto ante una representación de tal minuciosidad. Pero el arte llamado hiperrealismo pretende precisamente alcanzar este cometido, que es la superación de la misma realidad observada.

Más allá que un retrato, esta representación hiperrealista se convierte en un mapa topográfico en el que se pueden observar los distintos relieves y texturas que generan un total que reconocemos familiarmente. El énfasis está entonces en el detalle objetivo y no en la totalidad, que es registrada por los ojos y recompuesta por la mente. La luz, que es doble, está ubicada a la vez de una manera frontal y ligeramente lateral y es plana, lo cual permite registrar los accidentes de una forma neutral y con el relieve justamente necesario para evidenciar las luces y las sombras. Close parte siempre de fotografías para realizar estas pinturas, las cuales, aunque parecen ser retratos, en realidad son únicamente registros visuales. Es tal la necesidad de someter las imágenes al efecto fotográfico que Close pinta desenfocados parcialmente varios de los planos para supeditar la imagen a un símil de un registro fotográfico con determinada profundidad de campo. Por eso se puede ver aquí la punta de la nariz ligeramente desenfocada y en planos más atrás los contornos de la cara y el cabello.

Los registros de Close son siempre neutrales y nunca trata de hacer parecer a sus modelos atractivos o por el contrario desaliñados. Siempre los representa frontalmente bajo la misma luz neutral, como si fueran fotografías de esas que se ponen en los documentos de identificación o en los carnés. También los pinta en grandes formatos, de más de dos metros y medio de tamaño por lado. Por lo mismo, todos estos rostros adquieren un sorprendente carácter antiicónico que los acerca al origen de este tipo de representaciones, que se encuentra en el arte pop.

La forma en que el artista realiza sus cuadros es, como se dijo antes, partiendo de una fotografía que él mismo toma con una gran cámara de estudio. Posteriormente dibuja una pequeña retícula sobre el positivado del negativo, la cual es repetida a mayor escala sobre la tela en la que se va a pintar. Se reproduce dibujando minuciosamente la fotografía cuadro por cuadro hasta llenar la totalidad de la tela y luego se empieza a aplicar la pintura acrílica con aerógrafo y pinceles muy pequeños. Si por accidente queda el más mínimo relieve de pintura sobre la tela, éste es raspado para dejar toda la superficie pareja y así borrar cualquier vestigio de textura o de marca que refleje que es una pintura. Por supuesto, esta técnica tan minuciosa, sumada a los grandes formatos que Close utiliza, requiere de mucho tiempo de trabajo intenso para concluir cualquier obra, tardándose varios meses en realizar cada una.

La obra de Chuck Close se integra en el movimiento hiperrealista, surgido a finales de la década de 1960 como una variante del pop. Específicamente se clasifica en lo que se ha llamado fotorrealismo para diferenciarla de otros estilos de la misma tendencia, todos los cuales pretenden reflejar la realidad de manera totalmente objetiva, pero no bajo los cánones del arte mimético tradicional, sino de una nueva conjunción en la que no se evalúa ética o estéticamente lo representado, ni tampoco se pretende emitir simbólicamente un mensaje específico. El hiperrealismo ha seguido vigente desde entonces, uniéndose a él una gran cantidad de artistas de varias generaciones.

Chuck Close es sin duda uno de los más reconocidos exponentes de esta tendencia. Nacido en 1940 en Monroe, Washington, EE.UU. estudió arte en la Universidad de Washington en Seattle de la que se graduó en 1962, estudiando posteriormente su grado superior en la Universidad de Yale, de la que se graduó en 1964. Se fue a Europa con una beca y luego regresó a Estados Unidos donde trabajó como profesor en la Universidad de Massachusetts al mismo tiempo que empezó a desarrollar su carrera como artista independiente. Debido a la laboriosidad de su técnica hizo pocas exhibiciones individuales durante esa época, siendo la primera en 1970 y su trabajo fue expuesto pocos años después en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Desde sus inicios su trabajo causó gran expectación y muy buenas críticas, sucediéndose diversas exposiciones de sus obras en diferentes galerías y museos, incluyendo algunos en Europa y Asia. Siempre se dedicó a pintar sus inmensos rostros fotorrealísticos frontales y detallados. A principios de la década de 1980 empezó a experimentar pintando con los dedos, con lo cual dejó parcialmente de lado su fría neutralidad, tornándola en una experiencia de mayor expresividad pictórica.

En 1988 sufrió un grave percance de salud, una hemiplejía que lo dejó cuadripléjico impidiéndole pintar. Con gran entereza y fuerza de voluntad retomó su trabajo utilizando la boca para sostener los pinceles o atándolos a sus muñecas. Con la ayuda de varios colaboradores siguió desarrollando su arte pasando por varias etapas y desde hace unos años volvió a sus raíces realizando obras otra vez de gran neutralidad, tal como lo hacía en sus principios. Ha recibido numerosos premios y reconocimientos y su arte se sigue reconociendo como uno de los más destacados, si no el que más, del fotorrealismo pictórico.


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