Esta larga novela del escritor austriaco Stefan Zweig (1881-1942) fue publicada en 1926, uno de los años más creativos del siglo: en el periodo de entreguerras, la gente escribía sin saber que el cielo estaba a punto de caerles sobre la cabeza. A principios de siglo, la monarquía de los Habsburgo era un lugar bastante bien frecuentado: Schnizler, Hofmannstahl, Kraus, Musil, Rilke, Kafka… Más tarde, en el 42, cuando se dé cuenta de que la catástrofe comienza, Stefan Zweig se suicidará en Brasil junto a su segunda esposa.
Y es que Zweig es un sensible poeta, un fino y delicado analista del corazón humano influido por los trabajos de su amigo Sigmund Freud. Todos sus libros narran amores contrariados, relaciones complejas, deseos inconfesados o insatisfechos: es el maestro de la literatura psicológica. Y Confusión de sentimientos no es la excepción. La historia de ese alumno enamorado de su profesor, en una época en que la homosexualidad constituía el peor de los tabúes, no puede sino acabar en desastre. Roland es incapaz de saber qué siente realmente; ¿es admiración, amor, amistad, deseo? ¿Es su profesor el que lo seduce? A partir del momento en que el chico lo tutea, el profesor sale corriendo en búsqueda de su esposa. En eso consiste “la confusión de sentimientos”; nuestro cerebro está bastante bien organizado para muchas cosas: la memoria, la razón, la imaginación… pero es incapaz de ayudar cuando se trata de pasión.
Confusión de sentimientos, sutil confesión de una fascinación.