La Universidad Francisco Marroquín rescata la historia nacional desde el inicio de la democracia
Rodrigo Fernández Ordóñez
Saliéndonos un poco de la tónica con la que hemos estado desarrollando el contenido de estas cápsulas, conviene hacer un alto y realizar una recomendación, pues la Universidad Francisco Marroquín –UFM-, haciendo un importante esfuerzo económico y tecnológico, ha puesto a disposición de todos en la red, la colección completa de la revista Crónica, primera época, que abarca desde 1987 hasta 1998.
-I-
El acontecer nacional
La revista Crónica, semanario de actualidad política, en su primera época llegó a ser referente en Guatemala como una publicación de calidad excepcional. En sus páginas se abordaron temas que iban desde la historia nacional hasta los hechos más inmediatos, con una visión crítica y un clarísimo criterio editorial que fijaba la investigación en un estándar altísimo de calidad. Francisco Pérez de Antón, cofundador de la revista, contó el origen de la publicación en una columna que tituló Ventolera de Noviembre, publicada en el primer aniversario de la revista, el 10 de noviembre de 1988: “…Basados en este conato de divagación, cierta noche de noviembre de 1986, cinco amigos nos reunimos con ánimo pentecostal y espíritu de parusía —noviembre, como se sabe, es un mes de ventoleras—, decididos a fundar un semanario que recogiera, en una crónica razonada, ordenada y concisa, la historia y la cultura de nuestro tiempo…”.
Quizás la más importante virtud de esta revista era su intención de profundizar con mirada crítica los eventos de la realidad política nacional e incluso de sus eventos históricos. Yo, interesado precozmente en la historia de nuestro país y en su vida actual, compartía la suscripción con mi papá, quien desesperaba porque yo solía –inconscientemente, lo reconozco ahora-, recortar los ejemplares que llegaban a casa, motivo de pleitos y reglas de convivencia según las cuales, yo podía disponer del ejemplar a la semana siguiente de haber llegado. Recuerdo vívidamente el impacto que me causaron los números relativos a los intentos de golpe de Estado en contra de Vinicio de Cerezo en mayo de 1988 y 1989, que no solo tuvieron la virtud de dejarnos en casa porque se suspendieron las clases, sino que en los abultados ejemplares de Prensa Libre apenas se dibujaban los hechos, pero sin análisis de profundidad, lo que sí acometió la revista Crónica, teniendo como producto varias publicaciones. Recuerdo con nitidez la sorpresa que me causó la entrevista que se publicó a un supuesto “oficial de montaña”, quien pedía que la guerra se despolitizara y se dejara al Ejército fuera de las discusiones políticas para que pudiera derrotar a las guerrillas que debilitadas, todavía realizaban atentados, sobre todo en el interior de la república.
Sobre este tema de la guerra interna o conflicto armado interno, como lo quieran llamar, recuerdo también que en primicia se publicaron en las páginas del semanario, densas entrevistas a los principales comandantes de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca –URNG-, que agrupaba, a la fuerza sabemos hoy, a cuatro organizaciones de izquierda radical que trataban de sobrevivir hasta que ocurriera un milagro que los rescatara políticamente. Recuerdo al comandante Gaspar Ilom y al comandante Pablo Monsanto tratando de justificar los atentados a la infraestructura nacional (voladura de puentes, sabotaje de carreteras, derribo de torres de transporte de energía eléctrica), como “guerra económica”, en contra del Estado.
Crónica también fue la primera en publicar y contextualizar el rompimiento de las filas del Ejército Guerrillero de los Pobres –EGP-, por parte de sus más antiguos elementos, que fundaron una agrupación nueva a la que bautizaron como Octubre Revolucionario –OR-, en la que aparecía como dirigente principal el lúcido poeta y escritor Mario Payeras, y en cuyo manifiesto de fundación exponían que aprendiendo de los errores históricos, abandonaban la lucha armada y pasaban a la búsqueda del poder por la vía de la lucha política. En sus páginas se le siguió la existencia a OR, desde los miembros ejecutados por órdenes de la cúpula del EGP (denunciados en las páginas del semanario por sus propios compañeros), hasta la desaparición de la agrupación por la falta de espacio político en una Guatemala que vivía aún la guerra y que les negaba la voz a los revolucionarios de izquierda moderados, si es que se les puede llamar así.
Ya en la década de los noventa se pudo leer en sus páginas los primeros acercamientos con la guerrilla para unas futuras negociaciones de paz, la venida de miembros de organizaciones extranjeras para tender canales de comunicación, y la preparación de las rondas de negociaciones. En este período destacan las entrevistas hechas a los protagonistas, que iban desde generales y oficiales de alto rango, como el general Balconi o el general Domínguez, el general Gramajo, comandantes guerrilleros, miembros de la ONU y de la Iglesia católica, hasta grupos de presión por el respeto a los derechos humanos como lo fue durante dos décadas Nineth Montenegro, la voz y rostro visible del Grupo de Apoyo Mutuo –GAM-.
Tiempos revueltos sin duda, en los que se denunció en los artículos de investigación de Crónica, por ejemplo, que oficiales de inteligencia militar rehusaron seguir contactando con militantes guerrilleros para buscar acercamientos con miras a posibles negociaciones al margen de sus cúpulas, porque luego de entrar en contacto, estos aparecían asesinados. Unos acusaban al Ejército de identificarlos y ejecutarlos y otros (cuadros mismos de la guerrilla), acusaban a sus propios compañeros de ejecuciones sumarias por indisciplina. No sería exagerado entonces, asegurar que los números de la época de Crónica, nos pueden ayudar a comprender cómo se fue gestando el esfuerzo de la paz, en medio aún de combates y explosiones. Leer sus artículos nos dará sentido a lo que en el momento parecía una maraña de hechos que en la perspectiva de la historia empiezan a ordenarse, sobre todo ahora que muchos de sus protagonistas han empezado a llenar los vacíos con sus libros de memorias y apuntes de la época.
También despuntaba ya en sus páginas el gran drama de la posguerra. En sus portadas se destacaban investigaciones sobre la incursión del narcotráfico en nuestro país, así como la corrupción, la malversación de fondos, el desgaste de la clase política y la violencia.
En sus páginas se siguieron también los confusos sucesos de mayo de 1993, mes en el que el presidente Serrano Elías intentó seguir los pasos del dictador peruano Alberto Fujimori; disolviendo dos poderes del Estado, para acomodarse en una presidencia imperial. Como sabemos ahora, a veinte años de sucedidos y ya que nos lo explicaron con gran detalle la jurista Midori Pappadópolo y Rachel MacCleary en sendos libros sobre el que se dio en llamar el Serranazo, las crónicas de la revista tienen un aroma a inmediatez que nos dejan acercarnos a los hechos con la inseguridad con que se vivieron en esa época, y el ambiente de triunfo y alivio con que se recibió la noticia que la Corte de Constitucionalidad se había logrado imponer y reinstaurar el orden constitucional. La foto de Serrano Elías en el callejón Manchén, partiendo al exilio resume este ambiente de victoria y tragedia que arrastró a varias personalidades que de forma imprudente se involucraron en la aventura política, pero que lanzaron con justicia a la inmortalidad a otros personajes por su valentía y liderazgo, como el caso del señor Arturo Herbruger, de integridad a toda prueba.
La colección termina en 1998, año fatídico en que los enfrentamientos con el entonces presidente Álvaro Arzú llegaron a su clímax, resultando en el boicot económico que terminó con la vida de una aventura periodística de primer orden, que la UFM tuvo el buen tino de rescatar. Portadas como la de Luis XIV, con el rostro inserto de Arzú y el titular “El Estado soy yo”, marcaron un punto de no retorno en la crítica al gobierno y de represión financiera.
-II-
La Crónica internacional
Otro esfuerzo importante que realizó esta revista en los tiempos en que el Internet estaba en pañales, fue el de acercar el mundo ancho y ajeno (en el decir de Ciro Alegría), a sus lectores semana a semana. Sus lectores podían entonces visitar una ciudad de Managua sumida en el atraso y la pobreza tras años de experimento sandinista una semana, para la siguiente ser llevados a las calles de La Habana desgastadas por la eterna dictadura castrista. Así también se pudo leer la violencia de la última y desesperada ofensiva del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional –FMLN-, en el que trataron de arrebatar el poder antes de que se terminara de derrumbar el bloque soviético en Europa. Vívidos relatos de los combates en las calles de la colonia Escalón, o en los alrededores del Hotel Sheraton e Intercontinental nos recuerdan a los lectores de hoy, un pasado no tan lejano, pero que a la distancia parece igual de remoto que la película San Salvador, de Oliver Stone.
También podemos recuperar los dramáticos eventos del derrumbe del bloque soviético. Las fotografías increíbles de esa noche de noviembre de 1989 en que falleció la República “Democrática” Alemana –RDA- y empezó el trauma de la reunificación, que pareciera que hasta hoy en día no se ha terminado de asimilar, pese a la contundencia del liderazgo de los políticos alemanes federales. La violencia de la Serbia de Milosevic en contra de las repúblicas separadas de la federación Yugoslava, la cobardía de occidente para detener la carnicería de Sarajevo, los terribles artículos de Julio Fuentes que reporteaba desde las mismas calles acechadas por francotiradores y las calles de una ciudad de Panamá invadida por los marines que decidieron un buen día que el “Cara de Piña” no les era útil más. De Panamá se publicaron también colaboraciones de la intrépida Maruja Torres.
-III-
La crónica de la historia
Pero también la revista tuvo la iniciativa de ofrecer reflexión histórica. Desde sus páginas se abordaron temas históricos, en serios intentos de actualizarlos, entrevistando a intelectuales e historiadores que interpretaran los hechos. Así pasaron por sus páginas conocidos profesionales como Edelberto Cifuentes, Ramiro Ordóñez Jonama, Regina Wagner, Cal Montoya, Horacio Cabezas Carcache, los hermanos Luján, Pinto Soria y otros más que aportaron su visión para discutir detalles desconocidos de la independencia de Guatemala o bien el recorrido histórico por las ilustres familias guatemaltecas. Se revivió la construcción del mapa en Relieve, las exploraciones de John Stephens y Catherwood, el paso del tiempo en la ciudad de Guatemala, se revisitó el desaparecido Teatro Colón y un sinnúmero de temas que nos transportaron en el tiempo, aportando información novedosa sobre hechos centenarios.
También se incluyó en sus páginas dos importantes segmentos en la sección de cultura: el primero, de entrevistas a escritores, por la que pasaron desde el ruso Soljenytzin, el egipcio Naguib Mahfuz, convaleciente aún de ser apuñalado en una callejuela de El Cairo, luego de publicar El Callejón de los Milagros; el indo británico Salman Rushdie y su condena a muerte por la obra impía Los Versos Satánicos, hasta Mario Vargas Llosa y su coqueteo con la literatura erótica en Los Cuadernos de don Rigoberto, para dar unos cuantos ejemplos. La segunda sección importante era apenas un recuadro casi al final de la publicación, a cargo del periodista cultural León Aguilera Radford, a quien tuve el gusto de conocer muchísimos años después en la atmósfera brumosa del Shakespeare Pub, en la zona viva, en la que semana a semana asumía la delicada tarea de recomendar novedades literarias a los lectores de la revista.
En fin, sería ocioso seguir recomendando una publicación que tiene un valor en sí mismo. Acérquense a sus páginas en el sitio www.cronica.ufm.edu y dense un respiro de historia reciente y remota, escrita por los mejores periodistas de su tiempo. Solo debo agregar que el formato de consulta es cómodo y ofrece entrevistas a testigos de la época desde distintos puntos de vista, como una entrevista a don Francisco Pérez de Antón, quien cuenta los inicios de la aventura y de otros profesionales a quienes es interesante escuchar. También se incluye una red de investigadores, que busca crear una comunidad de expertos para que interactúen en este espacio electrónico y aporten y compartan información sobre la Historia reciente de nuestro país.