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Dr. Salvador Aguado-Andreut (2005)
 
El primer número de Areté fue dicado a la memoria del fundador del Departamento de Educación de la Universidad Francisco Marroquín, Profesor Doctor Salvador Aguado-Andreut, quien tuvo a su cargo las cátedras de Literatura y Lenguaje desde los primeros años de su fundación en 1972, hasta 1996 en que pasó a situación de retiro.
 
Emmanuel Seidner Aguado, "Un legado y una inspiración de mi abuelo: Dr. Salvador Aguado Andreut"
Quiero compartir con ustedes lo que representa para mí la historia de mi abuelo, Salvador Aguado Andreut. Es la historia de un hombre que vivió la Guerra Civil de España y la Segunda Guerra Mundial y que a pesar de todos sus conocimientos y preparación académica e intelectual, tenía que trabajar lustrando zapatos durante el día y ser un bartender durante las noches - nunca habiendo tomado alcohol durante su vida-. Mi abuelo o "Papi", como le llamamos con mi hermana Henriette y mi hermano José Andrés, representa una de las mayores fuentes de inspiración que han contribuido a formar mi carácter y mi deseo de trabajar sirviendo a mi país, Guatemala. El nació en España, pero las circunstancias históricas del momento y el destino lo trajeron a Guatemala, y él decidió ser guatemalteco y por ello es que yo también soy guatemalteco. El ha sido una persona que supo lo que es el "arte de vivir", que nunca trabajó pensando en sí mismo; por el contrario, trabajó toda su vida para servir a otros y para compartir siempre con generosidad todos sus conocimientos, su fuerza espiritual y su lucha por la libertad del hombre.
 
Aún cuando su familia era del sur de España, en Cartagena, el nació el 4 de abril de 1911 en el norte de España, cerca de los Pirineos, en una pequeña ciudad llamada Ustarros, pues su padre que era Coronel de la Guardia Civil española estaba en ese momento establecido en esa región. Conoció a mi abuela, Caridad Olalquiaga alrededor de 1936, justo cuando ella salía de cumplir un año de cárcel-por ser maestra y ser republicana, el gobierno de Franco la encarceló-. Ambos estaban interesados en la educación y especialmente esa vocación que los caracterizó de siempre querer servir a otros. Mi abuela era profesora en estudios básicos y mi abuelo estudiaba en esos momentos Filología -el estudio de las lenguas- y sabía en ese momento siete idiomas: español, inglés, francés, alemán, italiano, latín y sánscrito. De este último es que se deriva el nombre de mi madre "Siang" -su única hija- que significa "tan clara y pura como la luz y el día".
 
La guerra civil española los obligó a trasladarse al exilio hacia Francia, y esa es la razón por la que mi mamá nació en Toulouse. Se encontraban durante la Segunda Guerra Mundial y mi abuelo trabajaba para el movimiento de la "Resistencia" bajo el liderazgo de los Ingleses y los Belgas, específicamente para el "Bureau Pat Oleary". No teniendo muchos recursos ni un techo en donde vivir, la habitación en la que vivían era financiada por este movimiento y podría considerarse extremadamente arriesgada, pues albergaban a todos aquellos colaboradores que pasaban por Toulouse o caían en paracaídas para liberar a Francia. Con la finalidad de que a mi madre nunca le faltara nada de alimento y vestimenta, Papi trabajó lustrando zapatos durante el día y atendía en un Bar durante las noches en donde tenía la oportunidad de conocer muchas personalidades del momento. Regresaba muy tarde de noche y según me contaba mi abuela, Salvador aún se ponía a leer y a estudiar literatura hasta largas de la madrugada.
 
Antes del final de la Guerra Mundial, tuvieron que abandonar Toulouse pues los Alemanes cayeron de sorpresa en su habitación y gracias a Dios ni el, ni mi abuelita ni mi mamá se encontraban en ese momento en casa. Decidieron que aún cuando eran perseguidos por Franco, era más seguro volver a España. Mi abuelo tuvo que cargar en brazos a mi mamá para atravesar los Pirineos, teniendo que entrar de vuelta a España cambiándose el nombre a "Ignacio Castillo Vázquez". Vivieron en España hasta fmalizar la II Guerra Mundial cuando decidieron trasladarse de vuelta a Francia. En París consiguió trabajo en la Embajada de Guatemala como traductor. Allí, hizo gran amistad con el Primer Secretario Carlos Manuel Pellecer quien lo incitó a emigrar a Guatemala. Y así es como Salvador Aguado llegó a Guatemala en barco en 1948, acompañado de mi abuela y de mi mamá.
 
Empezó a enseñar en el Instituto Modelo y en el Colegio La Preparatoria y la Universidad de San Carlos al conocer su talento y preparación, le invitó a organizar e incluir todos los cursos de lingüística dentro de la Facultad de Humanidades. Cada generación que estudió en esa casa de estudios desde los años 50 lo recuerda por su calidad de oratoria, por su excelencia en el uso de la lengua española y por su devoción y dedicación a sus estudiantes, a sus colegas y a todos los empleados de la Universidad. Incluso con autorización de la USAC se trasladó a la Universidad de Costa Rica durante tres años, con la finalidad de organizarles la Facultad de Humanidades. Mi abuelo fue miembro de la Academia de la Lengua Española y de muchas otras instituciones de Filología y de Literatura en los Estados Unidos y en Europa. Poco antes de jubilarse de la Universidad de San Carlos, fue invitado por el "Muso Ayau" y Rigoberto Juárez Paz para formar parte del equipo que fundó y se dedicó a forjar lo que hoy es la Universidad Francisco Marroquín. En ella trabajó durante 25 años, hasta hace 5 años.
 
Recibió muchos honores entre ellos, el Gobierno de Guatemala le otorgó la Orden del Quetzal, la Orden Francisco Marroquín, el Gobierno de Nicaragua, la Orden Ruben Darío, la Alcaldía de Guatemala lo declaró Ciudadano Notable, y recibió Doctorado Honoris Causa de la Universidad Francisco Marroquín y de la Universidad de San Carlos. Muchos otros honores y galardones le fueron conferidos por diversas instituciones académicas y culturales del país.
 
Como podrán apreciar, Salvador Aguado fue una persona con gran coraje que supo vivir contra la adversidad durante la Guerra. Tuvo que trasladarse del continente europeo hacia América, sin conocer a nadie en Guatemala. Pero a pesar de estas dificultades, dedicó toda su vida a enseñar, a trabajar y a servir a otros. Su sueño era que algún día me graduara de la Universidad de Harvard y se lo cumplí, pues el Viernes pasado fue mi último día de clases y mi graduación será el próximo 7 de junio. Sin duda alguna, mi abuelito, "Papi", es un pilar esencial de mi formación, de mi carácter y de mis principios. Me enseñó a ser siempre humilde y a ser tolerante, me enseñó lo dificil que puede ser vivir contra la adversidad, pero sobre todo, me ha dejado para siempre un pedazo de mi corazón dedicado a servir a mi país. Salvador Aguado Andreut nació español y decidió morir como Guatemalteco. Es por ello que yo también he decidido servir a los Guatemaltecos.
 
Lic. Juan Fernando Cifuentes (2006)
 
Juan Fernando Cifuentes Herrera nació en Guatemala el 24 de junio de 1936; falleció el 17 de marzo del 2006. Estudió letras y filosofía en la Universidad Rafael Landívar. En el Ejército obtuvo el grado de Capitán de Navío. Catedrático, ensayista y narrador. Fundador y miembro de diferentes e importantes editoriales y grupos literarios. En la década de los 70 perteneció al grupo literario Rin-78. En los años 80 fue director de la Tipografía Nacional. Promovió la fundación de la Editorial Cultura del Ministerio de Cultura, que dirigió por varios años. En la década de los 90 fundó la Editorial Palo de Hormigo. En sus últimos años estaba por finalizar varios estudios sobre las generaciones literarias guatemaltecas del siglo XX, a partir de los cursos que sobre la materia impartía en las universidades Francisco Marroquín y Rafael Landívar.
 
Juan Fernando dejó una vasta producción. He aquí un esbozo bibliográfico:
Ensayo:
  • Los Tepeus: generación literaria del 30 en Guatemala. Guatemala: Grupo Literario Editorial "RIN 78", 1982.
  • Las generaciones literarias en Guatemala en el siglo XX/I. El Cometa. Generación de 1910. Palo de Hormigo, 2002.
  • Historia moderna de la etnicidad en Guatemala. La visión hegemónica: rebeliones y otros incidentes indígenas en el siglo XX. Guatemala: Editorial Palo de Hormigo, 2003.
  • Las generaciones literarias en Guatemala en el siglo XX. Los Tepeus. Generación de 1930. Guatemala: editorial Palo de Hormigo, 2003.
  • El diálogo de los cuerpos. Rosa palpitante. La sexualidad en la literatura guatemalteca No. 2. Guatemala 2005. Editorial Palo de Hormigo.
Novela:
  • Querido marzo ven. Guatemala: Artemis Edinter, Guatemala: 1999.
Cuento:
  • Muerte sin complicaciones. Guatemala: Grupo literario editorial "RIN-78", 1989.
  • Gran cañón: cuentos de guerra. Guatemala: Artemis-Edinter, colección ayer y hoy, 1998.
  • Documentos del Archivo, desclasificado. Guatemala: 2004. Editorial Palo de Hormigo.
En Colaboración:
  • Con Aída Toledo. Rosa palpitante. Sexualidad y erotismo en la escritura de poetas guatemaltecas nacidas en el siglo XX. Guatemala: Editorial Palo de Hormigo, 2005.
Josefina Alonso de Rodríguez (2008)
 

Las tres palabras que titulan este artículo concentran el mensaje de reencuentro con una persona que nos dejó el incentivo por conocer, apreciar y estudiar el arte guatemalteco. Cubana de nacimiento y guatemalteca de corazón, la doctora Josefina Alonso de Rodríguez, fue el nombre con que la identificamos varias generaciones de historiadores, arqueólogos, arquitectos e interesados en la cultura y el arte en Guatemala. Su nombre completo fue amplio, como su labor y trascendencia: Josefina de los Ángeles Alonso Álvarez de Rodríguez.

Nació en La Habana, Cuba, el 21 de mayo de 1926 y falleció en la ciudad de Guatemala, el 21 de enero del año 2008, después de 83 años de tesonera labor. Sus padres fueron Benigno Alonso González y Josefina Álvarez de González, ambos españoles, ya fallecidos, quienes se trasladaron a vivir a La Habana, donde ella nació. En su juventud conoció al jurisconsulto guatemalteco, Horacio Rodríguez González, con quien posteriormente se casó y procreó tres hijos: Josefina de los Ángeles, María del Rosario y Horacio Antonio, todos guatemaltecos.

Vivió en Guatemala desde el 29 de mayo de 1951. Ella tuvo facetas, como los diamantes. Su perfil profesional incluyó formación, logros académicos y docencia; su labor como crítica de arte, como investigadora e historiadora del arte y finalmente como conservadora del patrimonio histórico-artístico y promotora cultural. (Areté, 2008:13)

 
María Antonieta Somoza (2009)
 

El ancestral y añejo Club Guatemala, punto referencial del Centro Histórico capitalino, sirvió de marco el pasado mes de julio a la reunión de la Asociación de Mujeres Periodistas y Escritoras de Guatemala-AMPEG-, en la cual quedó instituida la Orden María Antonieta Somoza, como un homenaje de aprecio y reconocimiento a esa egregia periodista, hondureña de nacimiento y guatemalteca de corazón, que hizo de Guatemala la casa de sus triunfos y a la cual representó en múltiples eventos periodísticos por el mundo. Fue en nuestro país, donde María Antonieta Somoza escribió una de las más brillantes páginas del periodismo guatemalteco, pues junto a su colega y amiga Atala Valenzuela, institucionalizaron las páginas de Arte, Cultura y Sociedad, en Diario El Gráfico y Prensa Libre respectivamente; páginas por las cuales desfilaron, durante más de treinta años, las más destacadas personalidades del mundo diplomático, cultural y artístico del país. Fue precisamente en Diario El Gráfico donde conocí a la Tonis, con quien mantuve una amistad que duraría más de 25 años.

Cuando hace unos años, a raíz del cierre definitivo de Diario El Gráfico, a iniciativa del maestro de la pintura Ramón Banús y un grupo de allegados, le rendimos a María Antonieta un cariñoso homenaje en el Instituto de Cultura Hispánica en el Edificio Etisa de la Plazuela España, todos aportamos algunas páginas de sus crónicas publicadas en  ese inolvidable medio periodístico y que guardábamos celosamente; poco a poco se fueron acumulando páginas y páginas, que colmaron ampliamente los paneles y espacios destinados a exhibirlas y las expectativas de la exposición-homenaje quedaron más que superadas ante el numeroso público que se hizo presente y que colmó las instalaciones de Instituto. (Areté, 2009: 9)

 
 
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