Los viajes de Walter Lehmann a Guatemala
Rodrigo Fernández Ordóñez
Al Canche
Por estos rincones pasó uno de esos hombres románticos del siglo XIX. Hermano de profesión de otras mentes científicas extraordinarias a las que ya nos hemos referido o iremos nombrando en adelante, como Maudslay, Popenoe, Stephens, Catherwood o Morley, el alemán Walter Lehmann pasó por Guatemala en el lejano año de 1909 y regresó en 1926, buscando objetos, tomando notas y fotografías de unas tierras para el europeo de entonces tan remotas como interesantes, para enriquecer la colección del Museo de Antropología de Berlín. Yo lo descubrí en un estante de una librería de la ardiente Managua.
Este breve texto es un tardío homenaje a su trabajo, hoy olvidado en Guatemala, pero que brilla en Europa, despertando la curiosidad de la gente que se pasea entre los objetos que conforman sus colecciones, soñando con ese mundo de montañas escarpadas y selvas verde esmeralda que era la Centroamérica a inicios del siglo pasado.
-I-
Breve semblanza biográfica
Walter Lehmann no era un novato. Para su primer viaje a Centroamérica iniciado en 1907, ya trabajaba en el Museo de Antropología de Berlín y era titular de la cátedra de Estudios Americanistas desde 1899, que impartía en la universidad de la ciudad. Para ampliar sus conocimientos parte de Hamburgo, en una travesía que lo llevará a Nueva York, Jamaica y desembarca en Colón, Panamá, en donde tras breve estancia se embarca rumbo a Puntarenas en noviembre de 1907, y de allí en tren a la ciudad de San José.[1] En el año de 1908 visita Nicaragua y El Salvador, llegando a Guatemala en 1909. Su viaje tenía intenciones claramente científicas, definido por su biógrafa María Dolores G. Torres: “…estudiar arqueología, la etnografía y las lenguas indígenas de Centroamérica…”.[2]
Durante su paso por Panamá visita las obras del Canal, en donde tiene la suerte de observar los monumentales trabajos del corte del paso de Culebra, que constituye el tramo más estrecho de la Cordillera Central de Panamá. Luego saldrá en barco para Costa Rica, en donde se radicará por el lapso de un año.
Lehmann nació en Berlín el 16 de septiembre de 1878, y se graduó de médico en 1901, aunque no se dedicó a la medicina por mucho tiempo. Sus inquietudes intelectuales lo llevaron a ser lingüista, arqueólogo, etnólogo y viajero infatigable. Inicialmente realizó viajes de estudio por América del Sur, pero por alguna razón sus intereses se concentraron en el istmo centroamericano, en donde realizó la mayor parte de su trabajo. Como un detalle digno de ser subrayado para su honra intelectual, luego de desempeñarse como director del Museo Real de Etnología de Munich en 1910, obtener dos doctorados (en etnología y lingüística), ser director del Instituto Etnológico de Investigación y Enseñanza de los Museos Estatales de Berlín-Dahlen y asignársele el mandato sobre las colecciones Africanas, Oceánicas y Americanas del Museo Etnológico de Berlín Dahlen, fue obligado a retirarse prematuramente (bajo excusa de recorte de personal), por sus lazos con el régimen democrático de Weimar. El nacionalsocialismo desplazó a esta mente brillante por sus simpatías políticas, siendo sustituido por Walter Kriekenberg, simpatizante del nazismo.
Por esas injusticias del autoritarismo, es obligado a traspasar su colección y biblioteca personal al nuevo Instituto Iberoamericano de Berlín. Lehmann, quizá para escapar del asfixiante ambiente político de la Alemania nazi, se instala en España, y durante dos años (1934-1936) se dedica a realizar investigaciones para la Universidad de Madrid, actividad académica que suspende el estallido de la Guerra Civil. Lehmann regresa a Alemania, presa de una profunda depresión, muere el 7 de febrero de 1939, ahorrándose la angustia de la Segunda Guerra Mundial que estallaría tan sólo siete meses después. Su biógrafa ya citada, invocando el testimonio de un colega, relata: “…el tener que dejar las colecciones de Dahlem –que lograra incrementar considerablemente durante sus propios viajes le afectó profundamente–, causándole un shock del que nunca se habría que reponer…”[3]
Lehmann sería otra víctima más del régimen de Hitler.
-II-
Lehmann en Guatemala (1909 y 1925)
Gracias al minucioso detalle con que Lehmann tomaba notas en sus diarios, sabemos que durante su primera estadía en Guatemala, en el año 1909, se hospedó en la residencia de la familia cafetalera Schlubach-Sapper, propietaria de la finca Chocolá, ubicada en Suchitepéquez, en la bocacosta y que se extendía por espacio de 56 caballerías. Las plantaciones de café definieron el itinerario de Lehmann, pues al encontrarse con una extensa y bien establecida colonia alemana en Alta Verapaz, fue en esa región en donde Lehmann concentró sus estudios:
“…dirigiendo su atención a las etnias y a toda la riqueza cultural del patrimonio indígena, en la cuna de la civilización maya. No descuidó la arqueología, escribió sobre los calendarios quiché, y según consta en sus manuscritos, realizó investigaciones en las bibliotecas y archivos de Guatemala. Fue, además, el único país de Centroamérica revisitado por Lehmann en 1925…”.[4]
Durante sus viajes por Guatemala, comenta su biógrafa, por las zonas de cultivo de café, Lehmann trabó estrecha amistad con la familia Sapper, especialmente con Karl Sapper, un estudioso de la cultura indígena de Guatemala y minucioso geógrafo, que recorrió el istmo centroamericano a pie, tomando notas y mediciones por la región, que dejó apuntadas en su diario y que compartió generosamente con Lehmann. Muchas de las investigaciones de Sapper fueron publicadas en las páginas de la Revista Anales, de la entonces Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, a la que recurriremos en algún momento para sacar a Sapper del olvido, tal como hacemos hoy con Lehmann.
El científico alemán recurrió al acervo fotográfico de Alberto Valdeavellano, propietario del estudio fotográfico El Arte Nuevo, para documentar su viaje por Guatemala, y anota G. Torres que a diferencia de los demás países centroamericanos en Guatemala: “… no están documentados en su recorrido por Guatemala, ni paisajes ni volcanes ni ciudades, pues Lehmann centró todo su interés en las etnias y en los grupos humanos”.[5] Razón fundamental por la que el etnógrafo regresara en una segunda oportunidad a este paraíso de diversidad cultural.
De la colección que Lehmann llevara de Guatemala para el museo de Berlín, destacan también una serie de acuarelas de las danzas tradicionales del país, ejecutadas por otro estudioso que se ha escapado al reconocimiento, otro alemán, Max Vollmerg que viajó por el ahora llamado “Triángulo Norte” centroamericano, a inicios del siglo XX. Las acuarelas están fechadas en 1912, y tituladas como Baile de la Conquista. Finca de Las Mercedes, en Colomba, Costa Cuca, Quetzaltenango.[6] Uno de sus cartones reproduzco a continuación, tomado del magnífico libro de la señora G. Torres.
El detalle que nos da la autora del estudio de la vida de Lehmann en la Finca Las Mercedes, merece una cita extensa, pues nos ubica en el tiempo y en el espacio en que el alemán realizó sus viajes de estudio:
“La Finca Las Mercedes, en la Costa Cuca, donde Vollmberg pintó sus acuarelas, ha sido famosa por la fertilidad de sus tierras, que en su mayoría pertenecieron a la comunidad indígena de San Martín de Chile Verde. Según Regina Wagner, esta propiedad, desde 1871, tuvo diversos dueños, dedicados al cultivo del café: los primeros fueron guatemaltecos, quienes la vendieron a unos colombianos, y éstos a un costarricense. Por último, en 1883, fue adquirida por el ciudadano alemán Georg I. Hockmeyer, natural de Hamburgo, y la finca fue considerada ‘una de las plantaciones de café más bellas y mejores del país por sus buenas y constantes cosechas’. En Las Mercedes, los indígenas pertenecientes a la comunidad de San Martín Chile Verde continuaron ejecutando los bailes que Vollmberg inmortalizó en sus acuarelas de 1912…”.[7]
Además del Baile de la Conquista, Lehmann se sintió atraído por la ceremonia del Palo Volador, del que tomó varias fotografías interesantes, desde el momento en que se alza el poste en Santo Tomás Chichicastenango, hasta el momento en que los ejecutantes ya se balancean en el aire. Las fotos están fechadas en 1909. En total, Lehmann recorrió gran parte del altiplano guatemalteco, visitó Suchitepéquez, Sololá, Quetzaltenango, Totonicapán, Quiché, Sacatepéquez y Alta Verapaz.
Del segundo viaje de Lehmann a Guatemala, durante 1925, se tienen menos noticias. Comenta su biógrafa que la escasez de notas se ve compensada con la colección de fotografías que adquirió en esa oportunidad. Documentó su visita a la finca Chocolá, y también a Belice, en donde incursionó en la zona kekchí, que comparte con Guatemala.
“En su segundo viaje, en 1925, época de gran bonanza económica para los cafetaleros alemanes, Lehmann regresa a Chocolá, y es muy probable que visitara a sus viejos amigos. Nuevamente registra la vida en las plantaciones cafetaleras, reflejando los cambios que se han operado durante más de una década, cuando a Chocolá, al igual que a otras fincas de la bocacosta, emigraron desde el altiplano los ganadores ‘que por su condición de hombres libres podían ganar mejores salarios al ofrecer su fuerza de trabajo.’ Es probable que como consecuencia de esta migración ya no trabajaran familias enteras en la recolección del café y que hubiera un predominio de actividades relacionadas con mano de obra masculina”. [8]
Este último comentario busca explicar un detalle que la autora resalta de las fotografías que Lehmann toma en la Finca Chocolá, y que es la notable ausencia de mujeres en las imágenes, contrastando notablemente con las tomadas durante el primer viaje, casi dos décadas atrás, en que las mujeres parecían tener una participación activa en la economía rural cafetalera.
En esta segunda ocasión, Lehmann visita la costa atlántica de Guatemala, dejando constancia de su paso por Livingston en un dibujo a lápiz posteriormente obtenido en Londres, en donde apunta que corresponde a un grupo vestido para protagonizar la danza del diablo y lo ubica en esta población guatemalteca. Notas lingüísticas a propósito del garífuna y del kekchí, dan testimonio de la presencia de Lehmann en este rincón particular de Guatemala.
[1] G. Torres, María Dolores. Visión de Nicaragua y Centroamérica en el legado de Walter Lehmann. El archivo fotográfico de sus viajes: 1907-1909. Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica –IHNCA-UCA-, Managua: 2009. Página 41.
[2] G. Torres. Op. Cit. Página 41.
[3] Ibid. Página 45.
[4] Ibid. Página 205.
[5] Ibid. Página 206.
[6] Ibid. Página 211.
[7] Ibid. Página 215.
[8] Ibid. Página 235.