Henry Vargas, alumno de Lengua y Literatura
En el sentido más puro y simple de las cosas, dejando complejidades de lado y siendo muy claros, Michael Kohlhaas resulta ser una historia única entre lo cotidiano. De manera muy antológica y peculiar, esta historia de venganza clásica despierta pasiones extrañas, intrigas sobrenaturales, violencia desinteresada y un enorme sentido de la justicia. La obra magna de Kleist, como gran literatura, es densa y llena de detalles, formada con un desarrollo extraordinario y un personaje que en medio de una estela de rudeza, nos despierta en la consciencia un interés desmedido y casi mágico. Liberada en una época de grandes clásicos, este pequeño olvidado es una luz enorme y tremendamente destacada, algo que sí llegamos a leerlo y lo disfrutamos, nunca lo olvidaremos. Antes de su fatídica muerte, Kleist nos dejó un valioso recuerdo. Un enorme legado que lo trasciende todo.
Detrás de cada página, Michael Kohlhaas resuena como fuego, pues eleva ciertos aspectos que creíamos exclusivos de nuestro tiempo. ¿Cómo comparar la relevancia de esta obra con lo que plaga al resto del siglo? Es imposible. Contrario a lo que pasa con sus contemporáneos, Michael Kohlhaas toca temas que resuenan como familiares a nuestros oídos, y que claramente, nos resultan terroríficos. Cosas como la corrupción, el tráfico de influencias, la preferencia de distintos grupos y el derecho a tomar la justicia con nuestras propias manos, son claves en este relato que por la época en la que lo sitúa su autor y los manierismos de algunos de sus personajes, nos parece imposible y quizás hasta ridículo.
Sea como sea, lo cierto que en apenas sesenta y cinco páginas Kleist es capaz de disfrazar nuestra realidad y transformarla en una fantasía que resulta reveladora, tenebrosa y ampliamente recomendable. La travesía de Michael Kohlhaas, con todas sus vueltas de tuerca y elementos dramáticos dignos de una literatura que alcanza elementos de calidad estratosféricos, resultan en una fantasía que por las circunstancias en que vivimos, por nuestra realidad tan opresiva, todos desearíamos vivir y no podemos. Por fortuna, y como un hermoso bálsamo, la literatura despierta nuestros sueños y nos hace cumplirlos. A través de la determinación de Michael, de su peculiar sentido de justicia, vivimos una travesía mágica que, aunque sea por el instante en que dura su lectura, nos hace creer en un cambio que a todas luces es imposible. Mala o buena, senil o cuerda, la sensación que genera es excelsa y digna de ser vivida. La obra de Kleist es un testigo más de la magia que solo puede venir de la literatura, y que sin importar lo desconocida, fluye y se vuelve eterna para quién la atesora. Ahora, esa es la pregunta.
Luego de leer estas páginas, ¿habrá alguien dispuesto a conocer la justicia de Michael y a entrar en su realidad? Espero que sí. Por el momento, este servidor hace una reflexión y repasa sus pensamientos, dejando en claro que la opinión siempre será subjetiva y engañosa:
“Si algo significó Michael Kohlhaas, con todos sus desplantes y exageraciones, es realidad. Una realidad que odio, que me hace llorar, pero que acepto porque no tengo remedio…
Y es que a través de la imagen del aristocrático imperio Austro-húngaro, de ese mundo arcaico regido por emperadores y nobles, vi reflejada a mi Guatemala y a su eterno sufrimiento.
Casi como inspiración, descubrí lo que estamos haciendo y me aterré por lo mismo. Antes, yo pensaba que el mundo antiguo, con sus costumbres e ideas barbáricas, estaba muerto y enterrado en un tiempo distinto, en una dimensión paralela reservada a nuestros libros…
Buena teoría, pero me había equivocado.
Michael Kohlhaas me lo dijo…
Abrió mis ojos…”.
Después de leerlo, ¿harás tú lo mismo? ¿Dejarás que Michael te muestre lo que estás viviendo? ¿Harás eso?
Puede que sí, puede que no. Todos somos diferentes. Pero al final, todos vivimos en este mundo y sentimos lo que está pasando. Lo cierto, (y como una reflexión final) es que el poder literario se deja sentir y pase lo que pase, dejará una mella en ti, seas un lector asiduo o no.
Así que, si deseas un viaje no muy largo pero que deje esa impresión de ser más que un simple buen rato, Michael Kohlhaas es una buena opción para adentrarte un mundo lleno de caballos, nobles injustos, brujas misteriosas, hombres valientes y realidades poderosas que quedan grabadas en la memoria. En sí, de la clase de lectura que necesitas.