La muerte de Arana, según Juan José Arévalo.

Releyendo el libro «Despacho Presidencial» de Juan José Arévalo me encontré de nuevo con el abordaje oficial acerca de la muerte de Francisco Javier Arana, ocurrida el 18 de julio de 1949, un suceso que marcó la vida política del país. Repasé la forma en que Arévalo presenta la muerte trágica de quien fuera uno de los triunviros del 20 de Octubre de 1944 y uno de los destacados miembros de su propio gabinete. 

 

Según lo que narra en el capítulo 44, Arévalo se entera de la violenta muerte de Arana por medio del Coronel Girón, Jefe del Estado Mayor Presidencial, testigo presencial. El Presidente Arévalo admite haber escrito el comunicado oficial que hizo pública la muerte de Jefe de las Fuerzas Armadas de su administración: «El Gobierno emite el 18 un Boletín Informativo, que redactó el propio Presidente de la República, conforme a su costumbre de no dejar en manos subalternas la información de los sucesos fundamentales…» (p.405). 

 

Han pasado 75 años después de este trágico suceso. Aunque varios libros han descrito la época, por razones históricas, considero valioso divulgar el comunicado que emitió el Presidente Arévalo, que siempre ha sido un documento público: 

 

«El Gobierno se ve en la penosa situación de informar al Pueblo de la República, que un grupo de delincuentes armados sorprendió e hirió al Coronel Francisco Javier Arana, Jefe de las Fuerzas Armadas. El hecho ocurrió aproximadamente a las doce y media horas de hoy en el Puente sobre el río Michatoya, cerca del Restaurante ‘Maya’. 

 

Acompañaban al Coronel Arana en su propia camioneta: su ayudante Peralta y su chofer, y el Jefe del Estado Mayor Presidencial Coronel Girón. Detrás de ellos viajaba un camión militar en el que iba el Jefe de Maestranzas del Ejército Mayor Juan José de León. Habían viajado desde las primera horas de la mañana para cumplir con una comisión militar a orillas del Lago en un chalet oficial. Al regresar de esa comisión la camioneta que manejaba el propio Coronel Arana, fue detenida por otro automóvil que entró al Puente simultáneamente por el extremo Oeste. Inmediatamente la camioneta fue rodeada por unos veinte hombres que salieron del automóvil y de las inmediaciones del Puente. Sin dar tiempo a los viajeros para defenderse fueron atacados nutridamente con armas de fuego. 

 

El Coronel Arana fue visiblemente mal herido, presumiendo que haya muerto. El Coronel Girón alcanzó a refugiarse en el piso de la camioneta. El Ayudante Peralta y el chofer que viajaban en los asientos de atrás fueron igualmente heridos de gravedad. El ataque fue simultáneo por todos los costados de la camioneta. Tan pronto como los delincuentes se dieron cuenta de que el Coronel Arana estaba imposibilitado, lo sacaron del sitio del comando y uno de ellos hizo funciones de chofer para arrastrar la camioneta hasta ‘El Filón’, donde todos los tripulantes cambiaron de automóvil. Hasta el momento de difundir este comunicado, no se conoce el paradero del Coronel Arana, presumiendo que parte de los asaltantes lo hayan secuestrado, quizás ya muerto. La policía realiza en el lugar del suceso y en la Capital las investigaciones del caso para identificar a los automóviles y a los delincuentes. 

 

Tan pronto como fue conocido este suceso, el Gobierno se ha reunido en pleno y se realiza sesión permanente de Gabinete, esperándose de un momento a otro la emisión de un Decreto de restricción de garantías. El Gobierno presume que este es simplemente un episodio de un plan general subversivo que ha venido gestionándose en el país por distintos sectores provistos de armas. El Congreso de la República, a su vez, ha sido convocado para tomar las medidas de emergencia en esta situación. 

 

Momentáneamente, mientras se esclarece la situación personal del Coronel Arana, a quien se supone muerto, se ha hecho cargo interinamente de la Jefatura de las Fuerzas Armadas el Ministro de la Defensa Nacional, Coronel Jacobo Arbenz. Guatemala, 18 de Julio de 1949.» (p.405-6)

 

La trágica muerte de Francisco Javier Arana es historia. Algunos lo consideramos como el hecho que marca el fin de la primavera democrática o bien que marca el inicio del conflicto. Hoy en día resultaría impensable que se le diera muerte al principal candidato opositor, mientras prepara una campaña presidencial que se percibe como ganadora. Hoy en día resultaría inaceptable que uno de los involucrados fuera premiado con la candidatura oficialista. Hoy en día resultaría inaceptable que este grave hecho quedara impune.

Arévalo, Juan José. Despacho Presidencial. Guatemala: Editorial Oscar de León Palacios, 2008. 590 páginas.

 

Reseña por Ronald Flores 


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