Se ha dicho que la gente no debe pedir disculpas cuando debe dar u ofrecerlas. El argumento reza que uno pide disculpas a quien lo ha ofendido. Si uno ha sido el ofensor -sigue la argumentación -, amén de ofrecer o dar disculpas, puede disculparse. Pero es inútil esta clase de disquisiciones, pues el ofensor puede pedir disculpas en el sentido de que pide que lo disculpen. Y el ofendido también puede pedir disculpas, en el sentido de que se las ofrezcan. Se trata de un camino de doble circulación. El contexto y el sentido común establecen en qué dirección van y vienen las disculpas.
Licenciada Ligia Pérez
Encargada de la sección «Dudas del Idioma»