Es importante comprender la influencia que ha tenido “La República” de Platón en moldear nuestro sistema educativo y la sociedad contemporánea, sin menoscabo de las críticas válidas que se han realizado a este proyecto filosófico de sociedad cerrada. El sistema educativo actual pareciera ser inspirado en el propósito central y las etapas planteadas en este libro, con las variaciones inherentes al paso de los siglos. Por lo tanto, es fundamental considerar dicho modelaje en el debate actual sobre cuál es el presente y futuro de la educación superior.
En el “Tercer Libro” , Sócrates se encuentra platicando con Glaucón acerca de la necesidad de formar ciudadanos que preserven o custodien el Estado. En el marco de esta discusión, encontramos la teoría de los metales, que en muchos sentidos fundamenta la propuesta educativa y política de Platón:
“Todos vosotros sois hermanos les diré, pero el dios que os ha formado ha hecho entrar oro en la composición de aquellos de vosotros que son aptos para gobernar a los demás así son los más preciosos. Ha puesto plata en la composición de los guerreros, hierro y bronce en la de los labradores y demás artesanos” (p.492)
En la sociedad propuesta por Platón cada ciudadano inicia en igualdad de condiciones, lo cual Aristóteles considerará, en La Política, por completo alejado de la realidad. En ese intercambio, Platón presenta la educación como una serie de experiencias y pruebas que le permiten a cada ciudadano descubrir de qué metal está constituido.
En términos generales, su propuesta se estructura por tres etapas, que duran un tiempo determinado que va de los diez a los cinco años, que son superadas mediante pruebas rigurosas. La etapa primaria consiste en una educación predominantemente corporal, que se desarrolla por medio de juegos y la música. Quienes no superen esta etapa, se les asignan trabajos prácticos (metal hierro). La etapa secundaria es para formar la mente y el carácter. Quienes no pasen esta etapa, se les asignará los trabajos auxiliares (metal bronce).
La etapa superior es para la enseñanza de la filosofía, lo cual significa pensar con claridad y gobernar con sabiduría. Para pensar con claridad se le enseñará la doctrina de las ideas, abstractas, universales, eternas (metal plata).
Platón considera que las personas que superen esta etapa deben regresar al mundo, a realizar las tareas cotidianas, cualquiera que éstas sean. Quienes sobrevivan a diez años en estos oficios, estarán entonces calificados para gobernar el estado (metal oro).
Por lo tanto, en este diseño progresivo, la esencia de la educación superior es la exploración de las ideas “universales”. Es el momento en la vida de la persona en donde el énfasis es en pensar, en imaginar. La sociedad actual, enfocada en hacer y obtener resultados, ha designado de alguna manera esta etapa formativa como el momento adecuado en la vida de las personas para dedicarse exclusivamente a aprender a pensar, a dedicarse a la teoría y la abstracción. Esta exploración de lo universal es una de las razones por las cuales a esta etapa se le ha denominado “Universidad”.
Con frecuencia, algunos consideran que la universidad se debería encargar de asuntos prácticos, relacionados con necesidades inmediatas y tangibles. Sin embargo, su propuesta fundacional no es la funcionabilidad de lo inmediato, sino la búsqueda de lo abstracto, el aprendizaje de la teoría que permite encontrar constantes universales en la multiplicidad de fenómenos específicos. Acaso no sea la función anhelada por quienes ven lo urgente, pero fue la función estratégica diseñada por quienes consideraron lo relevante.
Leí a Platón en mi adolescencia tardía y, desde entonces, he vuelto a sus lecciones con frecuencia. Lo considero un referente importante, pero no único. Hay muchas otras propuestas y formas de procurar un sistema educativo estructurado y con propósito. Es más, hay varias formas legítimas de aprender fuera del sistema. Sin embargo, siempre me sorprende lo influyente que ha sido en el desarrollo de lo que hoy conocemos como civilización occidental.