Algunas reformas ilustradas para flexibilizar el comercio entre España y América en el siglo XVIII

El reino de Carlos III (de 1759 a 1788), reconocido como el período de la Ilustración española, enfrentó los problemas de gobierno y comercio por medio de una serie de reformas con la intención de influir y controlar los cambios que demandaban los criollos en América y apoyaban algunos españoles y otras potencias europeas. En 1764, fue conformada una Comisión Real para estudiar las posibles reformas que permitirían a la corona promover una política de libre comercio, sin perder su posición privilegiada. España se encontraba presionada por Inglaterra por la posesión de las colonias americanas y las rutas comerciales oceánicas, y también por un claro descontento en América por las limitaciones comerciales impuestas por la Corona.

Carlos III

En La corona y la América del Siglo de las Luces, Gonzalo Anes Alvarez anota que el Conde de Campomanes, quien fuera electo miembro de la Comisión Real, proponía el libre comercio entre España y América Latina, sin la mediación de la flota oficial y el puerto oficial español (Cádiz), en su escrito “Reflexiones sobre el comercio Español a Indias”. Cuando el Conde de Campomanes resultó electo miembro de dicha Comisión Real, sus propuestas se convirtieron en ley, con impuestos añadidos a los productos de fabricación extranjera.

En 1786, el consejero de la corona Gaspar Melchor de Jovellanos enfrentado al problema de permitir la continuidad o no del comercio de productos extranjeros en América Latina (puesto que con frecuencia perjudicaba la industria española) expresó una opinión característica de la ilustración española. Jovellanos no encontró razón para prohibir el comercio de productos extranjeros, siempre y cuando fuera hecho por comerciantes españoles, apoyando de esta manera tanto el comercio como los interés de la corona, en una extraña pero efectiva coherencia.

El reino de Carlos III también fomentó y estableció sociedades económicas, para apoyar la industria, el comercio, las ciencias y la educación a lo largo y ancho de sus posesiones. Estableció regulaciones para motivar los valores empresariales: la Orden Real, que se podía otorgar a cualquiera (noble o no) que se la ganara por mérito propio y buena conducta y la Ordenanza que declaraba que aquellos dedicados a la industria y el comercio no perderían su Nobleza, como estaba decretado anteriormente. 

Gonzalo Anes, María Ángeles Eugenio y Cecilia Graeves coinciden en que las reformas políticas impulsadas por Carlos III fueron un intento de balancear las demandas de una mayor participación dentro del orden monárquico existente, y también imponer un sistema legal uniforme a las regiones semi-autónomas de la corona por medio de una Constitución, que debía redactarse.

Para lograr su objetivo político, Carlos III puso distancia entre su administración y la Iglesia Católica, sometiendo a ésta a impuestos, limitando su influencia y poder al punto de expulsar a los jesuitas del territorio imperial en 1767. También enfrentó a la nobleza y la oligarquía, estableciendo el principio de igualdad ante la ley, para llevar a cabo una política de mayor beneficio en lo social y comercial. Durante su reinado, se realizó una reforma educativa basada en las ciencias exactas y prácticas. Era, después de todo, una época de cambios.

En la mitad del reinado de Carlos III, los Estados Unidos lograron su independencia, que, como señala Eugenio, “marcó el inicio del fin del colonialismo europeo en América; también despertó los deseos de los enemigos de España para desacreditar la monarquía y apoyar la rebelión criolla para establecer gobiernos republicados y, sobre todas las cosas, porque muchos mercados se abrirían al comercio europeo” (63-4).

Carlos III murió un año antes de que ocurriera la Revolución Francesa, que provocó, aparte del miedo que surgió por la independencia norteamericana, la suspensión de las reformas ilustradas promovidas por la corona española. Sin embargo, las implicaciones de estos eventos influyeron en los hispanoamericanos, que comenzaron, según Greaves, a “aplicar su propio razonamiento, no en búsquedas filosóficas, sino que en una meditación acerca de su futuro político”.

¿Consideras que estos cambios influyeron en el espíritu independentista en América?

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