Leonora – Elena Poniatowska

LeonoraComo lo ha señalado la propia Elena Poniatowska, Leonora es, ante todo, una novela. Sin embargo, se trata de una novela biográfica — o biografía novelada, como quiera llamársele — fuera de lo común, debido a la propia naturaleza del personaje: Leonora Carrington, talentosa pintora que desde muy joven obtuvo el reconocimiento a su gran talento, relacionándose estrechamente con el grupo de artistas del movimiento surrealista en Francia, que vendría a revolucionar la concepción del arte contemporáneo, rompiendo tabúes, abriendo caminos y experimentando con nuevas ideas y conceptos.

Leonora Carrington, pintora y escritora mexicana, es hija de un magnate de la industria británica y de una mujer irlandesa, de la que hereda su inclinación  por la magia celta. Criada por un  padre que trasuda autoridad en cada acto o en cada palabra, la manera de vivir de su hija está determinada por su nacimiento y por su herencia. Pero esta rebelde mujer  nace con un decálogo de rebeldía incrustado en sus genes y si su padre piensa que a las mujeres hay que educarlas para complacer, ella se muestra rebelde, inasible, excéntrica, iluminada, capaz de transformar su libertad en fuerza viva. A lo largo de su vida, rompe convenciones sociales y ataduras religiosas y decide realizarse como persona y como artista. Lo hará en el movimiento surrealista, seducida por la personalidad y la obra de uno de sus máximos pontífices, Max Ernst, del que se convierte en discípula y amante alucinada. Elena Poniatowska describe con inmensa fuerza verbal la irrefrenable relación amorosa entre la inestable y joven artista y el famoso pintor surreaista. Poco a poco  el lector se va involucrando con la angustia de Leonora  así como con  crisis de locura que ésta sufre cuando, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, la policía francesa confina al pintor alemán en un campo de concentración. De manera muy sentida y humana, Poniatovska narra la estancia de la confundida protagonista en el Madrid de la posguerra civil y su obsesión antifascista, así como  su encierro en un manicomio para ricos de Santander, donde aplacan sus incontenibles delirios  con Cardiazol. Su fuga de los psiquiatras españoles, el escape del continente de la locura y su inserción en México D.F, al que embruja con sus colores dan inicio a la segunda parte de la novela. Así con esa lengua fuerte, incontenible, a veces arrebatada de Poniatovska y con la musicalidad de su prosa  seguimos de cerca sus matrimonios, sus hijos, su labor pictórica y literaria, su amistad con la pintora Remedios Varo y la vivencia aterrorizada de la “balancera” de Tlatelolco,  revuelta estudiantil donde participaron sus hijos.

La novela es un tributo a la fuerza incontenible de esta mujer que se lanza al vacío, segura de lo que lleva dentro. Fanática de sus convicciones. Así fue y así es Leonora Carrington, una figura extraordinaria y a la vez perturbadora, en la que fermentan todos los sueños y pesadillas del “glorioso” siglo XX, personaje al que Max Ernst, orgulloso, exhibió durante mucho tiempo como su novia del viento y su yegua de la noche.

 

Ligia Pérez de Pineda


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