La proeza técnica de Guillermo Grajeda Mena de
fundir ‘in situ’ el mural ‘La Conquista’
Rodrigo Fernández Ordóñez
-I-
Las fotografías
Gracias a la familia del artista Guillermo Grajeda Mena, el departamento de Educación de la Universidad Francisco Marroquín tiene en su poder copia de 9 fascinantes fotografías sobre la ejecución del mural La Conquista, que ilustran a grandes rasgos el arriesgado proceso de fundición ‘in situ’ de la imponente obra. Personalmente, el contemplar estas imágenes me llenó de mucha emoción, no solo por ser un admirador de la obra de Grajeda Mena, (por su maestría en el dibujo, en los que con unos pocos trazos concentra la complejidad de una figura y su fuerza), sino también por documentar el proceso de ejecución del mural, ya que demuestra el total control de la técnica de fundición en el lugar y su impecable resultado. Emoción adicional me provoca poder poner, con autorización de la familia del gran artista, a disposición del público estas imágenes, testigos de una proeza artística que lleva contando la historia patria desde su muro de concreto por más de medio siglo.
-II-
En la primera cápsula de historia que publicamos en este espacio, gracias a la iniciativa y el interés de Claudia Marves, recorrimos las monumentales estructuras del Centro Cívico, y nos detuvimos unos párrafos para hablar del maravilloso mural de Grajeda Mena que decora el Palacio Municipal, y que junto con el mural de Dagoberto Vásquez (que decora la cara oculta de la torre del Banco de Guatemala), son personalmente, mis favoritos, tanto por su impecable ejecución, como por la audacia de la propuesta temática de ambos artistas. En esa ocasión, visitamos un texto de la historiadora Irma Lorenzana de Luján, y afirmábamos, y disculpen que me cite a mí mismo:
“El mural de Guillermo Grajeda Mena está dominado por las imponentes figuras del conquistador y del evangelizador, transmitiendo precisamente el drama de la imposición que constituye toda conquista. En el análisis que del mural realizó la licenciada Irma Lorenzana de Luján, apunta:
“Las dos figuras poseen una jerarquía plástica dentro del conjunto, ya que las percibimos como unidad, independientemente que una represente al guerrero y la otra al evangelizador. Pero las dos representan la fuerza de la represión, una por medio de la fuerza y la otra por la persuasión religiosa…” [1]
A los lados dos figuras femeninas, una en actitud de sumisión, acerca una ofrenda al conquistador. Del otro lado, otra figura femenina acepta la fe del evangelizador. Es la síntesis de la historia de Guatemala que ofrece Mena, en su obra, la primera en ser fundida in situ, en el concreto de la fachada. La característica principal de este mural según la autora citada arriba, es que el orden de la imagen y sus símbolos dominan en la composición, transmitiendo el significado completo de su idea en un solo vistazo a la obra.
El conjunto, lo explica nuevamente Lorenzana de Luján:
“Cada figura posee en sí las propiedades que salvaguardan la identidad de su papel en el mural. Para que no quede duda al respecto a la fuerza que representan, la figura frontal y agresiva del conquistador y, en segundo plano, la del evangelizador, el Maestro Grajeda Mena colocó muy claramente una J estilizada con un punto. Esta marca, según el autor, es la forma del hierro con el cual se marcaba a los indios esclavos, produciendo una clara determinación plástica lograda por la selección y ordenamiento iconográfico para tal fin, es decir, aquellos en los que los criterios de eficacia visual y emocional, actúen fuertemente sobre el espectador.”[2]
Adicionalmente, y para contar con más datos que nos permitan reconstruir la forma en que se ejecutó el hermoso mural, transcribo una noticia que me dio vía electrónica Luis Gustavo Grajeda, nieto del artista:
“…Según me contaba mi abuelo, se hizo un dibujo en tamaño real del bajorelieve, para sobre él doblar las varillas de hierro. Se hicieron en el piso de la propia Municipalidad, aprovechando los espacios vacíos. De allí se trasladaban a la fundición en el muro. O sea que hubo un dibujo tamaño real. Para hacerlo hubo que cuadricular un dibujo a escala, que es el que está en el Museo de Arte Moderno ‘Carlos Mérida’ (…) Según me comentó Guillermo Monsanto, por razones políticas, Dagoberto Vásquez fue exilado a Costa Rica, en el tiempo de la fundición del bajorelieve diseñado por él, por lo que a mi abuelo le tocó supervisar esa fundición también. El bajorelieve de Dagoberto se fundió primero…”
[1] Lorenzana de Luján, Irma. El Mural en Guatemala. Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Trabajo de licenciatura para optar al grado de Licenciada en Arte. Guatemala: 1994. Página 52.
[2] Lorenzana de Luján. Op. Cit. Página 52.