Piedad Bonnett ha escrito un libro deslumbrante que transita entre el testimonio, la crónica familiar y la autobiografía. De alguna manera extraña, es similar pero distinto a esos dos clásicos contemporáneos que son “La ridícula idea de no volver a verte” de Rosa Montero y “The Year of Magical Thinking” de Joan Didion. Estas tres historias parecerían exploraciones acerca de la muerte pero lo son más bien de la más tenaz esperanza.
“Lo que no tiene nombre” de la escritora colombiana Piedad Bonnett narra la historia de una familia y el suceso trágico que los desgarra: la súbita muerte de Daniel, un talentoso artista en proceso de formación universitaria. Por momentos dudé si el protagonista es Daniel o la madre que ha tenido que encontrar el coraje extraordinario para seguir adelante después de la tragedia.
El lenguaje de Bonnett es depurado, el ritmo narrativo trepidante y los sucesos son apabullantes. El libro parece haber sido escrito con la deslumbrante lucidez que brinda el luto más profundo, debatiéndose entre el dolor y la esperanza.
“¿Esta la cotidianidad de Daniel abrumada por todos estos horrores? Me cuesta pensar que sí, porque, salvo en períodos de crisis -y estas fueron pocas, no más de cuatro-, lo recuerdo como un muchacho cualquiera, a veces un tanto adusto, talvez ensimismado, saliendo con sus amigos, riéndose de nuestras bromas, y en en sus tiempos más felices pintando hasta la madrugada en el cuarto que hacía las veces de estudio, mientras oía su música favorita” (p. 47).
Bonnett, Piedad. Lo que no tiene nombre. España; Alfaguara, 2013. 132 páginas.
Reseña por Ronald Flores.