Un yanqui en Guatemala (II)

Las memorias de Elisha Oscar Crosby. Reminiscencias de California y Guatemala (1849-1864)

Rodrigo Fernández Ordóñez

 

Edición de 1945 de las memorias de Elisha Oscar Crosby.

Edición de 1945 de las memorias de Elisha Oscar Crosby.

El martes 12 de agosto de 1975 el historiador guatemalteco Francis Polo Sifontes publicó en las páginas del diario vespertino La Hora un fragmento de la obra del diplomático estadounidense Elisha Oscar Crosby, referente a su paso por Guatemala como embajador de su país y representante del gobierno de Abraham Lincoln. Por su importancia y relativa ausencia en las referencias históricas tradicionales, copio los fragmentos más importantes de dicho texto, para que quede a disposición de los lectores interesados las impresiones que le causó nuestro país a este interesante norteamericano, que a diferencia de la mayoría de extranjeros que pasaron por nuestro suelo, denota pocos prejuicios y resalta su visión amable frente a un país remoto y desconocido para la mayoría de sus paisanos.

 

 

 

El texto, fragmentos escogidos

 

-IV-

Situación política de Guatemala

 

El presidente Rafael Carrera

“Yo fui recibido por el presidente, al que ya conocía de mi anterior estancia en el país; él me hizo una visita informal la noche de mi llegada. Dos días después solicité una entrevista con él a efecto de presentar mis credenciales. Tres días más tarde fui recibido por el presidente. Vestía éste traje civil, como un cumplido a nuestras costumbres republicanas en Norteamérica, en vez del uniforme militar, como acostumbraba cuando recibía representantes de la Gran Bretaña, Francia o cualquier otro país monárquico. La recepción se llevó a cabo en una habitación que anteriormente fue usada como despacho del virrey (sic) antes de la independencia del país. Este salón es muy alto y espacioso, decorado y amueblado en gran parte de la misma manera que cuando fue ocupado por el virrey. Algunos de los Ministros de Estado vestían trajes militares, otros de los presentes eran un crecido número de generales y oficiales luciendo resplandecientes entorchados. Asimismo hubo gran despliegue de tropa, alineada frente al palacio y a lo largo de la vía de acceso al salón de la audiencia. Luego de la presentación de mis credenciales sostuve una ligera charla con el presidente y algunos de sus ministros, a los cuales había conocido anteriormente”.

Rafael Carrera y los Estados Unidos

“Pocas veces cometió errores cuando se trató de seleccionar a sus asesores o a las personas de gobierno, sobre las que él se fundamentaba; particularmente me impresionó su capacidad de discernimiento en lo referente a la guerra de rebelión de los Estados Unidos. Por otra parte, se mostraba decididamente partidario de nuestro gobierno, del mismo modo que la mayoría de sus asesores; por eso, ante mi solicitud, emitió órdenes prohibiendo dar ningún tipo de abastecimiento a los cruceros rebeldes que frecuentaban los puertos de Guatemala en el Golfo de Honduras, especialmente el Puerto de Livingston sobre el Rio Dulce, los cruceros rebeldes solicitaron abastecimiento allí en dos o tres ocasiones pero él ejerció el poder que tenía y se los denegó; las órdenes impartidas por el gobierno a la gente y a las autoridades fueron –como repito- de denegar toda solicitud de abastos a las naves rebeldes, lo que dio como resultado la paralización de posteriores intentos en aquel sentido. Durante épocas anteriores esa parte del golfo fuer un gran refugio para los piratas, ya que los canales entre los vericuetos de la costa son tan numerosos que era imposible perseguirlos o capturarlos.

El Río Dulce tiene aguas navegables en toda su longitud hasta el Lago de Izabal en el departamento de Verapaz, y si a los cruceros rebeldes les hubiera sido permitido aprovecharse de tal circunstancia habrían encontrado un fondeadero seguro en caso de verse perseguidos por algún buque de guerra de los E.E.U.U.”.

V-

El espíritu de la misión de Crosby

 

La misión “secreta” de Crosby

“Cuando mi nombramiento para la misión (que me fue encomendada) estaba en consideración en los días anteriores y durante el tiempo de la toma de posesión de Lincoln en 1861, se había ya concebido el plan: Francis P. Blair, Ben Wade, Charles Summer, el Senador por Nueva York Preston King, el señor Seward y otras personas, en el sentido de entrar en negociaciones con los gobiernos de Centroamérica para llevar a cabo una colonización de negros libertos de los Estados sureños; por lo que debía buscarse una conexión fácil para ellos, quizá en algún país vecino fácilmente accesible desde los puertos sureños. Tal colonia debería establecerse bajo un gobierno propio en forma similar a la colonia de Liberia, y en donde estarían más o menos bajo la protección del gobierno de los Estados Unidos. Se consideró que mediante tal arreglo –si este se efectuaba- un enorme exceso de la población negra sureña se podrían enviarse fuera del país, y asimismo muchos amos sureños se verían obligados a liberar sus esclavos ya fuera voluntariamente o mediante una modesta compensación que el gobierno o individuos particulares aportarían…”.

“La puesta en práctica de este plan fue una de las instrucciones secretas que me dio el presidente durante el tiempo que estuve recibiendo directrices antes de mi partida hacia Guatemala. Consideré entonces, y creo hoy, que el destino de los negros del Sur, sería su aniquilación o su emigración hacia algún sitio de la América tropical, ya que nunca podrán constituir una raza distintiva en los EE.UU. Ingresé dentro del esquema, además, con enorme entusiasmo e interés. Comencé a cerciorarme de si alguno de los parajes campestres de Centro América –que ahora permanecen baldíos- podrían usarse para la colonización de los negros que voluntariamente desearen emigrar allí bajo el patrocinio y protección del gobierno de los EE.UU. –ya que ellos se desarrollarían de una manera más rápida de lo que podrían en ninguna parte-; con este fin, como dije, poco después de mi llegada a Guatemala principié a sondear al presidente Carrera así como a algunos de sus asesores. Del mismo modo consideré apropiado hacer llegar al proyecto a algunos de los hombres prominentes del Estado de Honduras, particularmente al señor Alvarado, hombre de gran influencia en el gobierno en aquel momento, pero los encontré sin excepción alguna eminentemente hostiles a ningún tipo de inmigración o colonización hacia sus países.

Yo les presenté el asunto así: un distrito del país en el departamento de Verapaz limítrofe con el Golfo de Honduras, zona que estaba muy escasamente habitada por los indígenas, así como otra parte de esta misma área totalmente vacante y que comprende miles de millas cuadradas de extensión, podrían ser asignadas para dicha colonización. Los nuevos colonos vendrían a ser ciudadanos del país, luego de un tiempo que ellos consideraran prudente, del mismo modo que los inmigrantes hacia América del Norte son hechos ciudadanos de los EE.UU. Mediante esta colonización, los guatemaltecos incrementarían la población, la riqueza y extenderían el comercio del país, lo que les daría un alto grado de prosperidad. Ellos elaborarían las regulaciones legales a observarse por los colonos belgas, una colonización que fue admitida en el país en la misma área que yo solicitaba y que fracasó debido a la diferencia del clima entre Bélgica y su nueva patria en el trópico; la mayoría de ellos fallecieron y los sobrevivientes se dispersaron por el interior del país en las tierras altas en donde la temperatura es diferente debido a la elevación luego de un tiempo que ellos consideraran prudente (…) De más está decir que cuando los belgas buscaron otras regiones salubres, se recobraron de inmediato. Mr. Blair y los otros propiciadores del plan consideraron que los negros que emigrarían desde los Estados Unidos, en vista que procederían de los Estados del Sur con su clima parecido a aquellos puntos de Centroamérica, no habrían de resentir el cambio.

Al principio la proposición pareció ser recibida favorablemente, pero luego ocurrió que Carrera primero y el presidente de Honduras Guardiola después, así como sus inmediatos asesores se opusieron in toto. Su argumento era que una muy considerable cantidad de negros de habla inglesa que se introdujera, no podría ser asimilada por la población ya mestiza; así como que el número estimado de los que vendrían sería tan grande, que muy pronto crearía un balance de poder en sus manos sólo comparable al del resto de la población entera y por razones de seguridad personal así como por el deseo de continuar el gobierno a su manera bajo formas y costumbres españolas. Por todo esto –continuaban- el plan no funcionaría ya que estos colonos gradualmente introducirían un nuevo orden de cosas que eventualmente los llevaría a un rompimiento entre los colonos y los grupos nativos del país.

Finalmente me plantearon esta pregunta: ¿Si los Estados Unidos desea colonizar a los negros libertos en territorios aparte, por qué no destinan una parte de su propio territorio escasamente poblado para este fin y los establecen allí? Pregunta que, debo confesar, encontré de muy difícil respuesta…”.

De los nada inocentes vagabundeos de Crosby

Página manuscrita de las memorias de Elisha Oscar Crosby, Reminiscencias de California y Guatemala desde 1849 a 1864.

Página manuscrita de las memorias de Elisha Oscar Crosby, «Reminiscencias de California y Guatemala desde 1849 a 1864».

“Yo gocé de considerable tiempo libre durante mi permanencia en Guatemala y le saqué provecho viajando por todo el país. Visité todos los departamentos, me familiaricé con el país y trabé conocimiento con las gentes principales; me cabe la satisfacción de haber gozado de la confianza no sólo del presidente y personalidades del gobierno, sino además de un grueso número de personas influyentes por todo el país. Si los Estados Unidos hubiesen estado pasando por un período de paz, en vez de verse debatidos por conflictos que amenazaban su propia existencia, estoy seguro de haber podido iniciar muchos arreglos ventajosos encaminados a incrementar el comercio con nuestro país, así como el arreglo de empresas en las cuales nuestros ciudadanos hubieran tenido una participación ventajosa.

No había en Guatemala telégrafos ni ferrocarril por aquellos días y Carrera a menudo me habló al respecto, diciendo que el gobierno estaba preparado para efectuar muy liberales innovaciones, incluyendo una o ambas cosas y que él preferiría entrar en arreglos con norteamericanos en ese sentido, y no hacerlo con alemanes, franceses o ingleses…”.

 

  

El libro:

Se encuentra disponible en inglés para su lectura en línea en el siguiente sitio: http://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=mdp.39015070236909;view=1up;seq=56


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