Rayuela – Julio Cortázar

RayuelaRayuela,  la novela que revolucionó la forma de leer cumple 50 años.  La publicó Julio Cortázar en 1963, cuando estaba exiliado en París.  Es una obra literaria clave del “boom” latinoamericano.  Se tradujo a más de 30 lenguas. 

Para que una novela se convierta en un clásico se requiere, ante todo, un comienzo definitivo, inolvidable, y Rayuela lo tiene: “¿Encontraría a la Maga?”. Pero como si fuera poco, el libro que acaba de cumplir 50 años se puede empezar y terminar de distintos modos. Basta abrir el libro para encontrar el emblemático “Tablero de dirección”, que advierte que “a su manera, este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros”. Compuesta por 155 capítulos, el tablero propone dos formas de leer: como estamos acostumbrados, de principio a fin del libro, o saltando de una parte a la otra, siguiendo un orden discontinuo y prefijado por el autor.

Rayuela salió de la imprenta el 28 de junio de 1963, una fecha clave para la novela por la trasgresión que hizo Cortázar forzando las fronteras de los géneros. Algunos expertos consideran que con la publicación de Rayuela nació el llamado “boom” latinoamericano, al que luego se sumarían autores como Gabriel García Márquez, Vargas Llosa o Carlos Fuentes.

Una novela o “contranovela”, como la llegó a llamar el propio Julio Cortázar, que rompió todos los estereotipos y fronteras al exponer todas las posibilidades de la experimentación narrativa. Una especie de “collage” literario que se estructuró en 155 capítulos y podía ser leída de diferentes formas, como una clásica que acababa en el capítulo 56 y otra que empezaba en el capítulo 73 y le seguía una lectura laberíntica, como un juego de rayuela. “Ningún otro escritor dio al juego la dignidad literaria que Cortázar, ni hizo del mismo un instrumento de creación y exploración artística tan dúctil y provechoso. La obra de Cortázar abrió puertas inéditas”, dijo Mario Vargas Llosa.  Decenas de escritores han reconocido el efecto liberador de su lectura. En ese sentido, fue un libro fundante.

Es posible que esa cualidad anticipatoria haya contribuido para que la novela se convirtiera, con los años, en un manual de iniciación literaria. Para que este efecto funcione, la novela tiene que apelar a la identificación entre el lector y los personajes. Cuando se publica  Rayuela, la juventud, tal como la concebimos hoy, es un fenómeno cultural de invención reciente… El tiempo lo premió con la fidelidad de los jóvenes, que siguen siendo sus lectores más devotos. “Cuando lo terminé pensé que había escrito un libro de un hombre de mi edad para lectores de mi edad, y la gran maravilla es que encontró sus lectores en los jóvenes”, diría unos años después el escritor.

La rayuela —el juego del “avión” para nosotros—  es un juego de chicos, una especie de talismán que nos proyecta al paraíso lúdico de la infancia. Su título no es sólo una referencia a la complejidad formal de la estructura (esa posibilidad de ir para un lado o para el otro), sino también una clara alusión a lo lúdico y lo juvenil, dos pilares de lo que conocemos por cortazariano. A medida que pasó el tiempo, el libro nunca dejó de reimprimirse, y hoy es un sostenido long seller que vende 30 mil ejemplares por año en español. Traducido a más de veinte lenguas, es una máquina narrativa que no para.

En cuanto al contenido, lo menos importante de ‘Rayuela’es su trama. Pareciera que la intención de Cortázar no fue escribir una novela, sino una serie de cuentos con los mismos personajes que pudiera ser leída de cualquier manera. Para el escritor argentino la idea de escribir se acerca mucho a la idea de jugar y logra transmitir este sentimiento al lector, quien al comenzar a jugar, crea su propia novela. Cortázar lleva al lector a dos lugares distintos. La primer parte, ‘Del lado de allá’ narra la vida del argentino Horacio Oliveira en París, su romance con la Maga y las sesiones en el Club de la Serpiente. En la segunda parte, ‘Del lado de acá’ Oliveira regresa a Buenos Aires y trata sobre la relación de una pareja de amigos, Tráveler y Talita, en los que Oliveira ve reflejada su relación con la Maga. ¿Viaje hacia delante o viaje hacia atrás? El lector decide. El lector siempre decide.

Por otra parte, el lenguaje tiene toda la riqueza del propio Cortázar. Pero en esta obra, el autor toma el lenguaje y lo retuerce, lo utiliza como se le da la gana. Lo mezcla todo. Párrafos cortos pero importantes, párrafos largos que al fin y al cabo son imprescindibles, párrafos en los que se pretende que no leas nada sino que te concentres en el propio texto, rompiendo las palabras y jugando con la ortografía. La novela también está llena de frases en francés y algunos pasajes en inglés…   Finalmente, solo los grandes se atreven a violar las reglas. Con Rayuela, Cortázar las rompe todas,  una revolución para la literatura de la época. Sin duda, un clásico de la literatura universal. 

Pese a las críticas que se le puedan hacer, Rayuela sigue estando en nuestras bibliotecas, con sus armas secretas y cautivando a cada nueva generación. En algún lugar de la literatura,  La Maga y Horacio –sus protagonistas– se siguen encontrando para cazar estrellas, sepultar paraguas o suicidarse arrojándose a los ríos metafísicos. Y Talita y Oliveira siguen con insomnio jugando a la rayuela en el patio húmedo de un manicomio.

Ligia Pérez de Pineda


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