La historia del país en un solo vistazo

La proeza técnica de Guillermo Grajeda Mena de

fundir ‘in situ’ el mural ‘La Conquista’

Rodrigo Fernández Ordóñez

-I-

Las fotografías

 

Gracias a la familia del artista Guillermo Grajeda Mena, el departamento de Educación de la Universidad Francisco Marroquín tiene en su poder copia de 9 fascinantes fotografías sobre la ejecución del mural La Conquista, que ilustran a grandes rasgos el arriesgado proceso de fundición ‘in situ’ de la imponente obra. Personalmente, el contemplar estas imágenes me llenó de mucha emoción, no solo por ser un admirador de la obra de Grajeda Mena, (por su maestría en el dibujo, en los que con unos pocos trazos concentra la complejidad de una figura y su fuerza), sino también por documentar el proceso de ejecución del mural, ya que demuestra el total control de la técnica de fundición en el lugar y su impecable resultado. Emoción adicional me provoca poder poner, con autorización de la familia del gran artista, a disposición del público estas imágenes, testigos de una proeza artística que lleva contando la historia patria desde su muro de concreto por más de medio siglo.

 

Imagen 1. El artista Guillermo Grajeda Mena al pie de las obras del Palacio Municipal, Centro Cívico, 1957.

Imagen 1. El artista Guillermo Grajeda Mena al pie de las obras del Palacio Municipal, Centro Cívico, 1957.

 

Imagen 2. Detalle de la formaleta que se fundió directamente, adosada al muro poniente de la Municipalidad, en la que se puede observar con sorprendente detalle que las líneas que trazan la figura del religioso han sido formadas con varillas de hierro y los relieves más altos con madera.

Imagen 2. Detalle de la formaleta que se fundió directamente, adosada al muro poniente de la Municipalidad, en la que se puede observar con sorprendente detalle que las líneas que trazan la figura del religioso han sido formadas con varillas de hierro y los relieves más altos con madera.

Imagen 3. Detalle de la formaleta con que se fundió la imagen de la mujer indígena que acepta en actitud de sumisión, la fe cristiana del religioso recién llegado. Al igual que la anterior figura, las líneas han sido trazadas en la formaleta con varillas de hierro.

Imagen 3. Detalle de la formaleta con que se fundió la imagen de la mujer indígena que acepta en actitud de sumisión, la fe cristiana del religioso recién llegado. Al igual que la anterior figura, las líneas han sido trazadas en la formaleta con varillas de hierro.

Imágenes 4 y 5. Proceso de instalación de las formaletas directamente en la cara del muro del edificio. En la imagen de arriba pueden verse los hierros fundidos al muro en los cuales se amarran las formaletas (derecha). El proceso de amarre del “negativo” de la obra al muro para su posterior fundición en el lugar (in situ), denota el dominio de la técnica por el artista, que para reforzar y asegurar las estructuras, las encierra en una rejilla de hierro adicional, de forma que la imagen se imprima perfectamente en el cemento.

Imágenes 4 y 5. Proceso de instalación de las formaletas directamente en la cara del muro del edificio. En la imagen de arriba pueden verse los hierros fundidos al muro en los cuales se amarran las formaletas (derecha). El proceso de amarre del “negativo” de la obra al muro para su posterior fundición en el lugar (in situ), denota el dominio de la técnica por el artista, que para reforzar y asegurar las estructuras, las encierra en una rejilla de hierro adicional, de forma que la imagen se imprima perfectamente en el cemento.

Imagen 5.

Imagen 5.

Imágenes 6 y 7. Proceso de retiro de las formaletas. En ambas imágenes se puede observar ya el “positivo” de la imagen impresa directamente en el muro del edificio. En ambas imágenes puede verse claramente el proceso de instalación por fases de la formaleta, por ejemplo, se aprecia que al lado de la contundente figura del conquistador, apenas se va dibujando la del misionero, cuyo brazo ya está impreso pero falta el resto del cuerpo, sujeto aún bajo la rejilla de hierro. Se puede apreciar en estas fascinantes imágenes las imperfecciones y suciedades que quedan impregnadas en el muro, inevitables por la técnica utilizada.

Imágenes 6 y 7. Proceso de retiro de las formaletas. En ambas imágenes se puede observar ya el “positivo” de la imagen impresa directamente en el muro del edificio. En ambas imágenes puede verse claramente el proceso de instalación por fases de la formaleta, por ejemplo, se aprecia que al lado de la contundente figura del conquistador, apenas se va dibujando la del misionero, cuyo brazo ya está impreso pero falta el resto del cuerpo, sujeto aún bajo la rejilla de hierro. Se puede apreciar en estas fascinantes imágenes las imperfecciones y suciedades que quedan impregnadas en el muro, inevitables por la técnica utilizada.

Imagen 7

Imagen 7

Imágenes 8 y 9. Interesantes fotografías del antes y después de la fundición del mural La Conquista, en las que se puede apreciar las dimensiones del trabajo realizado. El intrincado andamiaje fue necesario no solamente para la fundición del mural de Grajeda Mena, sino para el resto de la cara poniente del Palacio Municipal.

Imágenes 8 y 9. Interesantes fotografías del antes y después de la fundición del mural La Conquista, en las que se puede apreciar las dimensiones del trabajo realizado. El intrincado andamiaje fue necesario no solamente para la fundición del mural de Grajeda Mena, sino para el resto de la cara poniente del Palacio Municipal.

Imagen 9

Imagen 9

 

Imagen 10. Estado actual del mural de Guillermo Grajeda Mena, que rebasa ya el medio siglo de contarnos la síntesis de la historia nacional.

Imagen 10. Estado actual del mural de Guillermo Grajeda Mena, que rebasa ya el medio siglo de contarnos la síntesis de la historia nacional.

-II-

En la primera cápsula de historia que publicamos en este espacio, gracias a la iniciativa y el interés de Claudia Marves, recorrimos las monumentales estructuras del Centro Cívico, y nos detuvimos unos párrafos para hablar del maravilloso mural de Grajeda Mena que decora el Palacio Municipal, y que junto con el mural de Dagoberto Vásquez (que decora la cara oculta de la torre del Banco de Guatemala), son personalmente, mis favoritos, tanto por su impecable ejecución, como por la audacia de la propuesta temática de ambos artistas. En esa ocasión, visitamos un texto de la historiadora Irma Lorenzana de Luján, y afirmábamos, y disculpen que me cite a mí mismo:

“El mural de Guillermo Grajeda Mena está dominado por las imponentes figuras del conquistador y del evangelizador, transmitiendo precisamente el drama de la imposición que constituye toda conquista. En el análisis que del mural realizó la licenciada Irma Lorenzana de Luján, apunta:

“Las dos figuras poseen una jerarquía plástica dentro del conjunto, ya que las percibimos como unidad, independientemente que una represente al guerrero y la otra al evangelizador. Pero las dos representan la fuerza de la represión, una por medio de la fuerza y la otra por la persuasión religiosa…” [1]

A los lados dos figuras femeninas, una en actitud de sumisión, acerca una ofrenda al conquistador. Del otro lado, otra figura femenina acepta la fe del evangelizador. Es la síntesis de la historia de Guatemala que ofrece Mena, en su obra, la primera en ser fundida in situ, en el concreto de la fachada. La característica principal de este mural según la autora citada arriba, es que el orden de la imagen y sus símbolos dominan en la composición, transmitiendo el significado completo de su idea en un solo vistazo a la obra.

El conjunto, lo explica nuevamente Lorenzana de Luján:

“Cada figura posee en sí las propiedades que salvaguardan la identidad de su papel en el mural. Para que no quede duda al respecto a la fuerza que representan, la figura frontal y agresiva del conquistador y, en segundo plano, la del evangelizador, el Maestro Grajeda Mena colocó muy claramente una J estilizada con un punto. Esta marca, según el autor, es la forma del hierro con el cual se marcaba a los indios esclavos, produciendo una clara determinación plástica lograda por la selección y ordenamiento iconográfico para tal fin, es decir, aquellos en los que los criterios de eficacia visual y emocional, actúen fuertemente sobre el espectador.”[2]

Adicionalmente, y para contar con más datos que nos permitan reconstruir la forma en que se ejecutó el hermoso mural, transcribo una noticia que me dio vía electrónica Luis Gustavo Grajeda, nieto del artista:

“…Según me contaba mi abuelo, se hizo un dibujo en tamaño real del bajorelieve, para sobre él doblar las varillas de hierro. Se hicieron en el piso de la propia Municipalidad, aprovechando los espacios vacíos. De allí se trasladaban a la fundición en el muro. O sea que hubo un dibujo tamaño real. Para hacerlo hubo que cuadricular un dibujo a escala, que es el que está en el Museo de Arte Moderno ‘Carlos Mérida’ (…) Según me comentó Guillermo Monsanto, por razones políticas, Dagoberto Vásquez fue exilado a Costa Rica, en el tiempo de la fundición del bajorelieve diseñado por él, por lo que a mi abuelo le tocó supervisar esa fundición también. El bajorelieve de Dagoberto se fundió primero…”

 

[1] Lorenzana de Luján, Irma. El Mural en Guatemala. Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Trabajo de licenciatura para optar al grado de Licenciada en Arte. Guatemala: 1994. Página 52.

[2] Lorenzana de Luján. Op. Cit. Página 52.

 


Departamento de Educación
Calle Manuel F. Ayau (6 Calle final), zona 10
Edificio Académico, oficina A-210
Guatemala, Guatemala 01010